Bruno se portaba muy mal. Insultaba con todas las letras del abecedario y todas las palabras del infierno.
A sus compañeros y a las Maestras.
Silvina, docente de esas q parece que no están, pero están, un día le compró a Don Jose el bicicletero del pueblo, un bicicleta usada .
Al otro dia le dijo a Bruno:
"si dejas de insultar y de escupir a las personas te regalo una bicicleta"-.
-Bueno Seño- dijo Bruno.
A la semana Silvina evaluó q el insultadorcito de San Andres estaba "más bueno", entonces cargó la bici en su camioneta y la llevo a la Escuela.
-Bruno te traje la bici.
- Pero Seño es rosa? Yo no soy maricon!
- Mira, se la llevo a Don Jose para q le ponga unos lindos frenos y la pinte, pero mantene la promesa de que no vas a escupir más a las maestras ni a las nenas y no te vas a trompear con tus compañeros.
-Bueno Seño- dijo Bruno.
Parecía como nueva, Don José la había dejado casi 0km.
Y Bruno se la llevo a su casa.
Su comportamiento había mejorado notoriamente. Silvina todos los dias le decía que no la deje afuera porque se la iban a robar.
Una mañana la mamá de Bruno prendio un cigarrillo y fue a la Escuela para hablar con la Seño Silvina.
-Maestra le quiero agradecer q le haya regalado la bici a Bruno- el humo del cigarrillo pegaba en la cara de Silvina.
-Me ayuda en casa, no me insulta más, se tomó muy en serio su consejo que cuide su bici, porque duerme con la bici atada a la cama, tiene miedo q se la roben- dijo esto y apagó el pucho en el suelo.
Silvina un día pasó por enfrente de la casa de Bruno.
Un ranchito de maderas y chapas q no tenia más 4 x 4 con un galponcito que debía ser el baño y la cocina. En la puerta estaba la mamá de Bruno, sentada sobre un lote de piedras, fumaba y escribia en el celular, y Bruno cargaba unos baldes llenos de agua que traía de la Cisterna Municipal. Cuando vio a Silvina se levantó y cruzó a hablarle.
-Maestra, le robaron la bici al Bruno, rompieron la cadena y se la llevaron.
-Esta bien Mamita, no se preocupe, en el colegio están vendiendo rifas para comprarle otra bici.
Fue idea de sus compañeritos y compañeritas.
Bruno logró ese cambio.
Se abrazaron y Silvina sacó unas carilinas del bolso.
-No llore Mamita, que me hace llorar a mi también.
Y se empezaron a reír.
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